Muestra de poesía puntarenense: Aderith Porras Castillo (n. 1971)

FOTOGRAFÍA TOMADA DEL INCOP

En este caso, dentro de la muestra de poesía puntarenense les presentamos los poemas «Puntarenas» y «Océano pacífico», ambos de Aderith Porras Castillo, quien realizó su primera publicación poética a los 38 años, aunque esto no ha sido obstáculo para mostrar un crecimiento en el mundo literario gracias a su esfuerzo y a la huella dejada por talleristas como José María Zonta o fruto de los talleres realizados actualmente en el Grupo Faro Cultural Puntarenas, donde semanalmente, sus integrantes escriben y comparten sus obras literarias para pasar por procesos de depuración y críticas, proceso nuevo que piensa en un proyecto lleno de luz para el presente y futuro de las letras puntarenenses, invisibilizadas, mayormente, a lo largo de la historia tras cargar con imaginarios referentes a otros campos, pero no a las artes.

A grandes rasgos, en el poemas «Puntarenas» se genera una especie de oda a la provincia, sin embargo, la autora rompe con una tradición muy marcada en la zona: versos escritos con medidas caducadas o no muy bien vistas en la actualidad y, además, en casi todos los casos forzadas. Ella escribe en versolibrismo y el uso de los adjetivos, en su mayoría, tienen la función de calificar los dotes de la tierra donde ella habita: «bella y hermosa». La provincia porteña en este poema se personifica y se convierte en una especie de conquistadora, cuyo pelo está adornado con trenzas.

Así también, el poema en mención conduce a una serie de paisajes idílicos que conquistan a toda aquella persona que los vea. Se viste con enaguas de perlas y aquí, la palabra «perlas» es importante, pues nos remite a Puntarenas, conocida como «La Perla del Pacífico», es decir, el tesoro de muchos costeños que conviven en su día a día con gente de diferentes culturas y con personas con diferentes colores de piel. A pesar de ser un sector soleado, no solo viven allí personas «morenas» o «trigueñas», también las hay blancas: «esculpe atardeceres de bronce / en mi piel blanca (vv. 14-15)».

Además, en este poema de Porras Castillo existe un compromiso con solidificar ciertos elementos identitarios de Puntarenas, tal es el caso de los manglares: «Y ese árbol sigue creciendo / se extiende en los manglares» (vv. 16-17). Tal cual la poesía en sus bases primitivas, viene del interior del ser, de lo sagrado; en este poema esta provincia canta, pues el canto es parte de todo ritual y en este caso no es la excepción. En este ritual se unen aspectos identitarios como el mar, las barcas, los manglares, los árboles, los atardeceres y, muy importante, la arena, siendo este un elemento que absorbe la piel de la hablante lírica para no poder liberarse y no poder liberarse es asumir un compromiso para amar y, por ende, dar a conocer esa tierra amada a los demás, en este caso a los lectores.

No obstante, Aderith no solo nos muestra a Puntarenas, sino que le dedica un poema al océano donde se ubica esta provincia: el Océano Pacífico. En él, se personifica mostrándose como una divinidad no solo bella, sino también «temible» o de cuidado. Esto no es casualidad, pues justamente el mar a nivel simbólico es vida, pero también muerte. Es un elemento de la naturaleza que se merece el respeto y la admiración de los seres humanos dada la fuerza que puede existir detrás de sus olas, solo que, en este caso, Porras Castillo no solo se queda con las olas, sino que, de manera creativa agrega las palabras al mar. ¿Acaso nuestras palabras vienen del mar, principio y fin de todo? Si la palabra es una representación de vida y Tales de Miletos consideraba que el origen de todo estaba en el mar, pues esto tendría mucha razón.

Tal cual madre, este Océano Pacífico mostrado por Aderith sabe parir; sus hijos son «ciclones, tifones y huracanes» (v. 12) que pueden más que cualquier poder humano. Aunque, también, tal cual se dijo anteriormente, el mar no es solo «peligroso», sino que también representa un espacio de tranquilidad donde, tal cual lo presenta la voz lírica, todos nos podemos creer gaviotas para sentirnos lejos de todos los problemas, muertes y demás preocupaciones que nos agobian en el día a día.

En este poema, la voz lírica se hace una sola con el mar volviendo quizás al principio primitivo de donde todos venimos: a la tranquilidad del líquido amniótico. Y para ello, al igual que en el poema «Puntarenas», agrega una serie de identidades costeñas tales como: la bahía, las algas, las medusas, los arrecifes y los corales. Incluso, el mar se convierte en una cama donde quizás, después de esta pandemia todos podamos ir a dormir tranquilos. Enseguida, los dejo con las lecturas:

PUNTARENAS


¡Puntarenas ciudad bella!
¡Ciudad hermosa!
Ahora cuelgan en sus trenzas
racimos de almejas y chuchecas,
pinta su boca trigueña
con el blanco de la luna llena,
me conquista,
y al amanecer, sin saberlo,
seduce mi alma desnuda.
Ahora bailan sus enaguas de perlas,
sonríen sus mejillas de plata,
cálida me envuelve,
me conquista, me besa,
esculpe atardeceres de bronce
en mi piel blanca
Y ese árbol sigue creciendo
se extiende en los manglares,
me abraza, me coquetea,
son letras que emergen,
y se convierten en poesía,
poesía de una ciudad que canta,
de una ciudad que mece
rimas en sus barcas,
es poesía que zigzaguea
en el cálido de sus aguas.

¡Puntarenas, ciudad bella!
¡Ciudad hermosa!
Me embriaga, alborota mis pasiones
y los espejos de sus aguas
se enganchan en mis ojos,
son reflejos del vaivén en sus caderas,
espuma insinuada que condena
a desear su aroma de brisa fresca.

Puntarenas, de cabellera larga,
¿Por qué me apasionas?
¿Por qué me enamoras?
¡No ves que desde siempre
me has tenido amarrado a tus arenas!

OCÉANO PACÍFICO


Tiene la fuerza de un dios,
sangran sus heridas en la arena,
majestuoso, inmenso,
parece interminable.
Algunas veces le temo…
es el miedo a lo incierto,
a la profundidad de sus palabras,
al asombro de sus aguas;
escucho desde la arena
el grito del parto
cuando nacen con furia de su vientre
ciclones, tifones y huracanes,
Es el mismo que he contemplado
en el azul intenso de su alma,
me convierte en gaviota de alas abiertas,
aprovecho la brisa marina
para extenderme en sus golfos,
acurruco mis temores en la bahía,
y me poso en sus bordes,
es ahí donde caliento mis pasiones caídas;
luego emerjo sobre la corriente,
en su abismo, me enredo entre algas y medusas,
termino durmiendo en su lecho marino,
reposando mi sueño en los arrecifes y corales.

SOBRE LA AUTORA:

Nació en Puntarenas el 4 de setiembre de 1971, secretaria de profesión. Sus escritos se inclinan por
la poesía libre, le escribe al amor y a la vida, también ha escrito cuentos cortos infantiles y textos
dramáticos que luego presentaba con el Grupo de Teatro 0es3, el cual formó en el año 2015 y
pertenece al Proyecto del Ministerio de Cultura SICULTURA. Su primera publicación literaria la hace
en el año 2009 con el Centro Poético de España, en la antología poética CAMINOS INCIERTOS, en
el 2012 participa con el mismo Centro en las antologías poéticas SE BUSCAN QUIJOTES y
PALABRAS EN EL CENTENO. En el año 2016 colabora para la Revista Sonicerj en Estados  Unidos
con varios de sus poemas; ese mismo año  publica  en las antologías ROSAS PARA MI MADRE y
AMOR ANTOLOGÍA POÉTICA de  la Editorial Hispana Estados Unidos, con esa misma editorial
participa en el año 2017 en la antología ECLIPSE y luego en el año 2018 en la ANTOLOGÍA
POÉTICA COSTA RICA, en la que participan  solo poetas costarricenses. Para el 2019
contribuye con 4 de sus poemas en la ANTOLOGÍA POÉTICA PUNTARENENSE Letras de arena
palabras de nuestra gente, Beca Taller del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica. En 2020
colabora para la antología poética de mujeres costarricenses LOS GRITOS DE MEDEA, también en
la antología costumbrista EL GUATUSO, beca taller del MCJ y en la antología DEL DOLOR AL
AMOR, editada en Pérez Zeledón.

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