Poesía internacional: David Ortiz Coronado (Perú)

David Ortiz Coronado nació en Tumbes. Recuerda escribir desde los 10 años en una agenda roja que encontró en algún lugar de su casa. Terminó el colegio, y como es costumbre allá, se mudó a otra ciudad en busca de un mejor futuro. Estudió ingeniería industrial en Piura. A veces iba por la calle perdido en sus pensamientos y se le ocurría algo que, a su parecer, era digno de recordar; así que lo anotaba. Poco a poco su blog de notas se llenó de pensamientos y poemas sin terminar, hasta que pensó: “¿Y si junto todo en un Word?…” Y sorprendentemente entre ideas y poesía, el documento terminó en la página cuarenta. Guardó ese Word como un tesoro, pero uno personal, no algo a lo que el mundo podría tener acceso algún día. Dos años estudiando ingeniería le hicieron ver que no era lo suyo. En realidad, nunca le gustó; pero tenía buenas notas en el colegio y debía aprovecharlas. Con un poco de valentía, miedo, y osadía, decidió abandonar la carrera. Descubrir qué era lo que realmente quería fue un mundo más grande que en el que vivimos. Hizo muchos test, fue con psicólogos, y con personas, a su criterio, sabias. Tomó la decisión de dedicarse a la música. Siempre estuvo ahí, tuvo presentaciones desde primaria, y siempre tuvo el sueño escondido de ser artista. Sus padres explotaron. Sobra explicar por qué, pero estaba tan determinado que les presentó un argumento de tres hojas explicando por qué su idea era sensata… Y comprendieron. Irme a vivir a Lima a estudiar música era una idea que le aterraba, pero gracias a su apoyo y al de algunos familiares, fue posible. Ese argumento… Escribir fue su manera de actuar. La escritura ya le acompañaba, y no se daba cuenta. En el 2019 realizó el viaje más largo, duro, y fructífero que pudo haber tomado en la vida. Llegó a la capital. Se graduó como productor musical, conoció artistas, museos, exposiciones de arte, y patinaje sobre hielo. Se atrevió a recitar un poema suyo sin antes nunca haber recitado un solo poema en toda su vida. Lo recuerda bien, en la Casa de la Literatura Peruana. Sus piernas temblaron cuando pisó el escenario. Ese fue el inicio en CADELPO con Los Hacedores del Fuego. Ahí descubrió una infinidad de personas que hacían lo que siempre llevó adentro y que creyó nadie compartía. Empezó a tener presentaciones, le animaron a publicar su primer poemario. Gracias a Dios se publicará a fines de este mes, y como título lleva el nombre del primer poema que recitó: “Ridículo”. Aquí dos ejemplares que serán parte de esta gran obra.

***

El travesti de mi ruta

Termina mi labor a las 7,
el camino es la estación.
Siempre amontonada
siempre impaciente
y nunca hay lugar para sentarse…

Siempre está él.

A la misma hora
en el mismo autobús.
Su cabello rosado y sus chaquetas negras,
un increíble delineado acompañado de un rostro delicado
que pone en duda mi sexualidad.

Me gusta oírlo hablar…
 A él y a su parlanchina amiga…

Me gusta la manera como la mira
cuando le cuenta algo que no entiendo
pero que da risa.

¿Él me gusta?

Soy un hombre heterosexual
y me gusta presenciar su presencia.

¿Él me gusta?

O sólo soy lo suficientemente humano y valiente
como para decir que me gusta un travesti.

 Me gusta.

 Me        gus        ta.         

Pero no quiero coger con él,
no me gusta en ese sentido.

Me gusta la homosexualidad,
me gusta tener amigos lesbianas y maricas
                                          porque creo que son el bloque de amor que el mundo
                                          rechaza pero que necesita.

  ¿Por qué la gente no puede ser como yo?

***

Santo amén

Después de un infinito de caricias,
un beso en la frente desemboca un “Te amo”

Con ojos rojos y la cara mojada
ella me abre las puertas y yo doy un paso al frente.
                                                                               Me mira… La miro…
Y entro con ella de la mano.

Ella se muestra grata por tenerme en su hogar,
y yo me siento tan a gusto de estar,
que olvido a quienes no deben enterarse.

No nos importa.

Somos un caos envuelto en lágrimas
que entre amores se vuelve paz.

Somos un santiamén
en un espacio insuficiente
para lo que somos capaces de hacer.

 Somos carne creando sentires.

                 Que a nadie le importe lo que pasa en estas 4 paredes.

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